¿Qué es un fin de semana perfecto?
Podría parecerse a un fin de semana de otoño, con la persona querida: un bonito pueblo costero, el mar, los acantilados, el pequeño pueblo, el cielo azul... Eso, ¿que se puede pedir más?

En Etretat se puede pedir más: ¡una puesta de sol sobre el mar para acabar de la mejor forma el fin de semana! El acantilado de Amont ofrece sobre el acantilado de Aval, donde se encuentra el picacho y el gran arco, uno de los atardeceres más bonito del mundo.

Los bonitos panoramas, en mi opinión, se merecen. Cierto, hubiéramos podido coger el coche para alcanzar la meseta, con una altura de 80m sobre el mar. Pero cuando uno no tiene prisa, mejor coger la calle Gerbeau y subir tranquilamente a pie: ¡después de una pequeña caminata, el espectáculo queda aun más bonito!
- Hubiéramos podido ir con el coche, ¿no? Apunta Clara, que obviamente no comparte mi filosofía de los panoramas-que-se-merecen.
- Ya no es muy lejos, y con esas bonitas casas, el camino es agradable, ¿no crees?

¡Las bonitas residencias, es algo que, en efecto, no falta en Etretat!
Ese pequeño pueblo de humildes pescadores se ha vuelto, en el medio del siglo XIX, una estación balnearia de moda, al igual que otras playas normandas, como Dieppe o Varengeville-sur-mer. Es un escritor, Alphonse Karr, que fue el primero en volver Etretat famoso. Desde entonces, el pueblo será asemejado con los artistas, los escritores, los pintores y los músicos.
Son numerosos los aspirantes famosos que, durante una temporada o durante una vida entera, se enamoraron de Etretat Guy de Maupassant, Maurice Leblanc, Jacques-Émile Blanche, Johan Barthold Jongkind, Georges Simenon, Eugène Boudin... Pero también Corot, Courbet, Delacroix, Matisse, Bizet, o, más cerca de nosotros Benoît Duteurtre y Olivier Adam...
Etretat guarda bien las marcas del paso de todo el who's who artístico del siglo XIX. Así, la villa Orphée, que el compositor Offenbach compró con los derechos de autor de Orfeo en los infiernos! Asi el cercado Lupin, casa de Maurice Leblanc de cual el heroe, Arseno Lupin, vivio una parte de sus aventuras en Etretat, y que es hoy en dia un museo de enigmas. Asi la villa Haut-Mesnil, donde Georges Simenon ubico una de las encuestes del comisario Maigret...

Como pasa rápido el tiempo en ese paisaje de novela y opera... Aun así habremos tenido el tiempo de pasear por las pequeñas calles del pueblo y admirar el mercado en el centro, con su estructura aparente como el casco de un barco, y sobretodo el hotel de La Salamandre, con su madera esculpida y sus pequeñas ventana teñidas...
Y por supuesto hemos subido al acantilado de Aval, una de las vistas más famosas de Normandía: el picacho y el arco de Etretat.

Allí arriba, el panorama vale la pena: abrazamos con la mirada, a la derecha el golfo de Etretat y liebres que corren en el césped, abajo, el pueblo, el picacho, en frente el pequeño arco del acantilado de Amont, al norte, y al sur, el gran arco de la Manneporte...
El lugar se presta a todos los sueños: es en esa catedral de cal que Arseno Lupin descubro el tesoro de los reyes de Francia, montones de oro, de joyas y de piedras preciosas. ¿Sera esa pequeña cueva natural, que llaman el Dormitorio de las Señoritas, y que se parece a una caja de greda que lo inspiró?
Para nosotros, los únicos tesoros que hemos visto, son los nidos que las gaviotas protegen celosamente. ¡Y cuidado si alguien se acerca de sus huevos!

- Hay que acelerar un poco Clara....
- Pero es el fin de semana, ya vamos corriendo toda la semana...
- Ya, pero el sol so va a poner pronto. Si queremos disfrutar del atardecer desde la capilla, hay que darse prisa...
Por fin allí esta la meseta. ¡Y tal como lo pensaba, haber ido caminando vuelve el espectáculo aun más bonito!
-Ay mira, suspira Clara, había un parking. Es lo que pensaba, hubiéramos podido coger el coche...

Puesta sobre las hierbas verdes, la capilla Nuestra Señora de la Guarda, consagrada a la protección de los pescadores, vigila la bahía. Ya no habiendo pescadores en Etretat, podremos suponer que está dedicada a los enamorados que viene aquí, sobre los bancos frente al acantilado de Aval, admirar la puesta de sol.
De minuto en minuto, el cuadro se transforma según el sol que va bajando. Delante de nosotros desfilen mil vistas de Etretat, con decenas de gaviotas revoloteando por encima del pueblo, con la marea baja que descubre la cueva del agujero al hombre, con el arco y el picacho, cuyas sombras se alargan, con el horizonte teñido de rosa y naranja...
Siempre fascinado por los cambios que opera la luz sobre los paisajes, Claude Monet pintó aquí ochenta lienzos...

¡Y Etretat es eso! ¡En una puesta de sol, mil Monet regalados a los enamorados!