El cuadro es admirable, impresionante.
Bañada por las aguas verdes y azules de la Mancha, esa muralla con líneas atormentadas, abrupta y salvaje, tiene una belleza que corta la respiración. Cada panorama es único.
De Le Havre hasta Le Tréport, la Costa de Alabastro propone todas las actividades y todos los ocios náuticas posibles al alcance de todos: baño, deportes de deslice, vela, juegos de playa, paseos y pesca a pie. Sus agujas surgiendo de las aguas, sus puertas cavadas en la misma roca, confirman todavía a los que los admiran esa sensación de estar en el corazón de una de esas obras maestras que solo sabe hacer la naturaleza.