Al final de esa carretera pintoresca, el paisaje es increíble… La pequeña iglesia Saint-Valéry y su cementerio marino están colgados en la ladera del acantilado, a 80 metros por encima del mar. La mirada queda enseguida atrapada por el panorama, desplegando su cinta de majestuosos acantilados tan lejos como alcanza la vista…
Privilegie la luz del alba para descubrir ese lugar fascinante, donde descansa Georges Braque, sobre ese mismo lugar que le inspiró tanto; efectivamente el artista ha sido hechizado por Varengeville-sur-Mer, hasta hacer construir una casa y vivir allí 6 meses por año durante 35 años. En la iglesia, a la derecha de altar, resalta la vidriera que el realizó, bañando el coro con su luz azulada…
Se va de ese sitio incomparable, con la sensación de ser privilegiado por haber descubierto un lugar así.