Entre bahía de Somme y Costa de Alabastro, la ciudad de Eu, situada en el corazón del valle de la Bresle vale más que una simple parada.  Segunda ciudad de Alta-Normandía después de Rouen por el número de monumentos históricos, esa pequeña ciudad de 7000 habitantes tiene largas y bonitas historias que contar.

Es aquí que Guillermo el Conquistador se casó con Matilde de Flandes. También es aquí que Laurent O'Toole, arzobispo de Dublín entregó su último aliento. Juana de Arco pasó una noche en la ciudad. Enrique I de Guisa y Catalina de Cleves hicieron construir el castillo hacía 1575. La Gran Mademoiselle, prima hermana de Luis XIV, se instaló allí. La reina Victoria firmo en ese mismo castillo el Entente Cordiale con el rey Luis Felipe. Viollet-le-Duc modificó el castillo a partir de 1874 y hasta su muerte en 1879. La familia imperial de Brasil vivió allí. Turner puso allí su paleta. Pararemos aquí, porque la lista aun es muy larga... A través de las pintorescas pequeñas calles de Eu, se revela todo un patrimonio histórico y cultural: el colegiado, obra maestra del arte de las ojivas del siglo XIII, el castillo-museo, la capilla del colegio de los jesuitas dedicada a Ignacio de Loyola, el fundador del orden religioso, el esplendido teatro a la italiana escena de música barroca... Hay que recorrer ese patrimonio para entender el pasado excepcional de esa ciudad.

El último dominio real de Francia solo le puede sorprender y seducir. Eu no solo tiene su patrimonio arquitectural y su historia que ofrecerle, sino también su cristalería.

El museo de las Tradiciones Cristaleras (Traditions Verrières) evoca la tradición del cristal desde sus origines hasta nuestros días, desarrollando especialmente la fabricación de frascos, especialidad del valle de Bresle, que sigue siendo el leader mundial para la fabricación de frascos de lujo para las grandes marcas.