Rouen, capital de la Normandía

Aquí, levantamos los ojos sobre centenares de fachadas con vigas de madera coloreadas, agujas de iglesias y catedrales, mansiones y altas construcciones modernas. Siempre con admiración.

Ciudad con múltiples facetas y con un dinamismo sorprendente, Rouen, se reinventa desde hace unos años. Es, hoy en día una ciudad girada resueltamente hacia su río, el Sena. Desplazó su puerto comercial más abajo del río, lo que ha permitido volver a ordenar los muelles para hacer un lugar de vida agradable.

De su lejano pasado medieval, guarda numerosas marcas en los callejones de su corazón, en su pavimento y sus campanarios... Aunque esté ubicada a un centenar de kilómetros del estuario, Rouen es una ciudad marítima. Nos ofrece cada día su carácter fuerte.

Para apreciar Rouen, hay que, por supuesto, admirar y visitar sus numerosos monumentos como la iglesia abacial Saint-Ouen, el Parlamento de Normandia o el atrio de Saint-Maclou. Pero eso no es suficiente. También hay que mezclarse a la muchedumbre que recorre la calle del Gros Horloge (Gran Reloj), adentrarse en los callejones pavimentados del Carré d'Or (Cuadrado de Oro), delimitado por la plaza del Vieux-Marché (Mercado Viejo) y la iglesia Saint-Maclou. Por la noche, también hay que subir hasta la cima de la colina Sainte-Catherine por la carretera de la cornisa para disfrutar de la vista más bonita de la aglomeración. De día y de noche, uno queda estupefacto por esa ciudad atrayente.

Una ciudad asombrosa

Frente a nosotros, la ciudad parece estar cortada en dos partes. Sobre la orilla derecha esta su corazón histórico. La aguja de la catedral Nuestra Señora (la más alta de Francia) y el campanario del Gros-Horloge captan en seguida nuestra mirada, antes de que nuestros ojos se giren hacia los nuevos barrios en desarrollo de la capital de los duques de Normandía. A la izquierda, la orilla del mismo nombre, nos habla de su pasado industrial y de su metamorfosis en curso. La torre de los archivos departamentales toca el cielo, dejando nuestros ojos ponerse sobre el amarillo brillante de las grúas Picasso contiguas a la sala de concierto del 106.

Tal como guiones repetidos, los puentes, que llevan nombre de hombres y mujeres que han marcado la ciudad, unen las 2 orillas, mucho tiempo opuestas: Guillermo el conquistador, Juana de Arco, Boieldieu, Mathilde o Flaubert, que ha sido mucho tiempo el puente levadizo más alto de Europa para dejar pasar los buques bajo su calzada.
A nuestros pies descubrimos entre dos aguas la isla La Croix, sus edificios y sus complejos deportivos. Es aquí que los habitantes de Rouen vienen soportar los Dragons, el equipo local de hockey sobre hielo, coronado con numerosos premios europeos.

Antigua "isla de las delicias", acogía antaño en su orilla merenderos y cabarets hoy desaparecidos. Si sus pasos les lleva sobre la isla, podre descubrir en algún rincón de una calle, un edificio Belle-Epoque.